El herpes zóster es una dolorosa enfermedad que afecta a casi una de cada tres personas en Estados Unidos; quienes más riesgo tienen de padecerla son los mayores de 60 años.
3 de octubre de 2014
El herpes zóster es una enfermedad causada por el mismo virus que ocasiona la varicela. Esta dolorosa erupción cutánea que afecta a una mitad del cuerpo o de la cara, y que puede causar dolorosas complicaciones que persisten aún después de la desaparición de las ampollas, es extremadamente común, a tal punto que los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), han estimado que en Estados Unidos afecta a casi una de cada tres personas y se diagnostican alrededor de un millón de casos cada año.
El riesgo de desarrollar herpes zóster y sus complicaciones puede ser reducido significativamente gracias a una nueva vacuna que ya está disponible en Estados Unidos, Chile y Colombia; y que ahora llega a la Argentina.
La vacuna de MSD demostró en el Estudio de Prevención de Herpes Zóster (Shingles Prevention Study, llevado a cabo entre los años 1998 y 2004 en Estados Unidos por el Departamento de Asuntos de Veteranos en colaboración con el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas y MSD) realizado en más de 38.000 personas mayores de 60 años, que reduce un 61,1% el riesgo de desarrollar herpes zoster y un 66,5% el riesgo de desarrollar neuralgia postherpética, que es una de las principales complicaciones de la enfermedad.
En América del Sur, tanto las tasas de seroprevalencia y de adquisición del virus Variccella zoster, como la presentación clínica del herpes zóster, son comparables a las descriptas en los Estados Unidos.
La culebrilla puede estar acompañada por síntomas como fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar estomacal, que incluso puede ocasionar complicaciones en los ojos, causando la pérdida de la visión, o el llamado síndrome postherpético: un dolor intenso y debilitante en las zonas afectadas por la erupción, que puede persistir años aun después de la desaparición de la misma.
El herpes zóster es una enfermedad que afecta principalmente a las personas mayores: si bien puede padecerlo cualquier persona (con la sola condición de que haya padecido varicela), es mucho más común en los mayores de 60 años de edad, que son quienes concentran más de la mitad de los casos.
También están en riesgo quienes tienen su sistema inmunológico comprometido, como los que padecen ciertos tipos de cáncer (leucemia y linfoma), están infectados con el VIH o se encuentran recibiendo fármacos inmunosupresores como los esteroides o fármacos utilizados por las personas que han recibido un trasplante de órganos.
El uso de la vacuna para la culebrilla ha sido recomendada por el ACIP (Comité Asesor en Prácticas de Inmunización) para reducir el riego contra herpes zóster en personas mayores de 60 años, incluso las personas que ya han sufrido de algún episodio de herpes pueden recibir la vacuna.
La vacuna está aprobada en Argentina para personas mayores de 50 años de edad.
Un virus que se esconde
El virus Variccella zoster es silencioso. Cuando una persona se recupera tras haber sufrido varicela, el virus permanece en su organismo en estado de inactividad, hasta que en algún momento, por razones que no se comprenden del todo, el virus se reactiva causando lo que se conoce como herpes zóster.
Entonces, se produce una erupción cutánea que toma la forma de una franja horizontal que aparece a uno de los lados del cuerpo, pero que también puede tomar un lado de la cara o incluso extenderse y presentar una apariencia similar a la de la varicela.
En cuanto a su tratamiento, éste se basa en el uso de analgésicos, compresas húmedas, lociones de calamina y baños calmantes a base de avena coloidal para aliviar el dolor y la picazón, y el uso de antivirales para acortar y reducir la severidad de sus síntomas. Sin embargo, estos últimos sólo son efectivos cuando son administrados al inicio de la erupción.
De ahí la importancia de prevenir el herpes zóster mediante la vacuna la cual ha demostrado reducir significativamente el riesgo de desarrollarlo.
Fuente: Asterisco.TV