Es fama decir para definir una mala racha en lo personal o referente a un mal gobierno ”…nos cayeron las siete plagas de Egipto…” y esta vieja expresión sirve para englobar todos los males que pueden sobrevenir. Se tomó de la Biblia,- aunque en ella no fueron siete sino diez- las plagas que Moisés y Aarón, por orden de Dios, echaron sobre Egipto, porque el faraón se negaba a dejar salir de su suelo a la comunidad israelita. En los capítulos VII al X del Libro del Éxodo del Antiguo Testamento se relatan plagas que cayeron sobre Egipto después que el faraón rehusara la petición de Moisés y que Aarón convirtiera su vara en serpiente en presencia del monarca egipcio. Quien lea la Biblia con detenimiento verá que las plagas no fueron siete sino diez : la conversión del agua del Nilo en sangre (7:14-24), la invasión de ranas (8:1-15), plaga de piojos (8:16-19) , la plaga de moscas (8:20-32) la muerte del ganado o (9:17), el granizo destructor (9:8-12) , la plaga de ulceras y tumores (9:13-35) ,la plaga de langostas (10:1-20), las tinieblas (10:21-29)y, por último, la muerte de los primogénitos de los hombres y animales(11:1-1)
No es mi intención centrarme en la religión pero sí tomarla como un ejemplarizante ideal para reflexionar sobre otras plagas que hoy nos aquejan y sustancialmente socavan las bases de la humanidad. Como médicos, debemos preocuparnos por lograr que cada pedazo de planeta en nuestro ámbito de acción, la correcta atención de las necesidades sanitarias; no quiero decir como un todo, aunque también sería aconsejable intentarlo a través de las ONG, pero sí de manera efectiva y decidida en cada parcela geográfica donde podamos influir.
Se ha hablado y escrito mucho sobre diferentes males que nos aquejan, pero no está de más reincidir en el asunto con el fin de lograr la atención de mayor número de personas. Así pues, la constante repetición logró que en el siglo XX se alcanzaran importantes avances en el área sanitaria, pero no fueron suficientes para contener epidemias tales como el ébola, el dengue, la chicungunya.
Estos y otros males, podrían ser muy bien controlados si se atacan las verdaderas plagas: HAMBRE, con mayúscula, intolerancia religiosa, racial o social, violencia, narcotráfico, calentamiento global, descuido de los recursos naturales renovables y no renovables, desigualdad social, detrimento de la familia como pilar fundamental de la sociedad, entre otros. Estos tiempos, como el bíblico, se ha complicado de manera tal que la maldición china podría benévolamente calificarlo de “interesante”
No es una utopía trabajar por instaurar un pacto social a nivel mundial, donde por convenio de todos los países colaboren para hacernos libres, iguales, con las mismas oportunidades vitales tanto de salud como de entorno. Cada país debe mantener su soberanía y cada ciudadano tiene derecho a conservar la propiedad que logre con su esfuerzo, pero con la mano abierta para ayudar a regiones pobres sin recursos y vencer todos estos males que deterioran la vida en nuestro planeta.
Señores, en este país de todos, todos los que hacemos país hacemos falta!!
tienen 16 años diciéndonos que no servimos y tenemos 17 demostrando que servimos, somo excelentes y somos necesarios!!…. nunca es mas oscuro que cuando va a amanecer!! Animo!
Muy buen editorial en tiempos de crisis y lo comparto completamente; sin embargo, el alcance del bienestar mencionado tiene mucho que ver con políticas públicas del estado, las cuales son determinantes ej. en el área de salud la campaña de erradicación de malaria llevada a cabo por el Dr. Arnoldo Gabaldon es un buen ejemplo de ello.Actualmente, la malaria ha regresado al país y no se menciona, como tampoco se menciona claramente los casos de dengue y chikungunya. En otras palabras, no existen políticas de estado a pesar de tener excelentes medicos y ciudadanos comprometidos con el país. Adelante, no hay plaga que dure 100 años ni cuerpo que las resista.
Ortega y Gasset decía que «el hombre, es el hombre y sus circunstancias», hoy podríamos decir «El ser humano, es el hombre y sus enfermedades». Concepto que en estos tiempos de microbioma y microbiota cuestionan nuestro rol en en el planeta, por ser unos metazoas, es decir, el producto de una «mezcla» de microorganismos. Y si lo dudan, piensen que nuestras mitocondrias son derivadas de bacterias vestigiales.
En fin como inmunólogo y parasitólogo creo que a los agentes patógenos no hay manera de acabarlos, sobreviven los que aprenden a vivir en equilibrio.
Muy buena editorial Jaime, me estimuló a usar mis neuronas en temas que nos apasionan, un abrazo, Felix