La Nación
Lunes 21 de mayo de 2007
Tiene muchas de sus estructuras
Se usa para probar los efectos de productos cosméticos
En su trabajo, farmacéuticos, químicos e investigadores en cosmética realizan ensayos con decenas de moléculas de referencia que van desde muy irritantes a nada irritantes para la piel. Tradicionalmente, la mayoría de ellos se hacía en animales, pero las autoridades sanitarias europeas acaban de validar un modelo que, por sus semejanzas con la piel natural, permitirá preservar a los conejillos de Indias.
"Cinco diferentes laboratorios públicos y privados juzgaron que la similitud entre nuestra piel cultivada y la natural es del 98% -explica la doctora Patricia Pineau, de los laboratorios de investigación de L Oréal-. Esto permitió su aprobación por el Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos, un proceso que llevó ocho años."
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Estirada, puede abarcar alrededor de dos metros cuadrados y tiene un espesor de entre 0,5 y 4 mm, según las zonas. Claro que reproducir sus diferentes capas no fue sencillo: el logro es la culminación de más de dos décadas de trabajo.
En los años ochenta, los investigadores de la empresa francesa de cosmetología comenzaron tratando de cultivar la epidermis (la capa más superficial de la piel), pero dotándola de los tonos predominantes en las distintas regiones del planeta. Esto no había inquietado a los especialistas que trabajaban en injertos dermatológicos, preocupados fundamentalmente por cultivar queratinocitos (el tipo de células que conforman el 80% de la epidermis, fundamentales para cubrir heridas o quemaduras), independientemente del color del tejido resultante.
"Así, pudimos poner un melanocito [célula que produce melanina, el pigmento que da color a la piel, los ojos y el pelo] por cada 40 queratinocitos -detalla Pineau-. Obtuvimos una epidermis, pero pigmentada como la original."
Al principio, esos queratinocitos se cultivaban sobre un biomaterial (un compuesto inerte), pero pronto uno de los investigadores que trabajaban en el proyecto propuso agregarle a esa epidermis una matriz de colágeno.
"Esto permitió desarrollar un gel muy parecido a la dermis -explica Pineau-. Se lo llamó «equivalente de la dermis», y contenía las células más importantes de esta capa, que son los fibroblastos [cruciales en la reparación de heridas]."
Una compleja maquinaria
"Mientras tanto -continúa Pineau-, otro equipo intentaba introducir en esa piel las células de Langerhans, encargadas de la función inmunitaria, que sin embargo son muy difíciles de aislar y cultivar. Supimos que un equipo de la ciudad de Lyon había encontrado precursores de estas estructuras en el cordón umbilical, de modo que los introdujimos en la piel cultivada para ver si reconocían dónde estaban y creaban células de Langerhans maduras. Esto se publicó en el Journal of Investigative Dermatology."
A estas alturas, los científicos ya habían obtenido una epidermis pigmentada, dotada de defensas inmunológicas y dispuesta sobre una capa de dermis con colágeno. "Teníamos casi toda la maquinaria", subraya Pineau.
La presión que se daba en Europa para que se dejaran de lado los estudios sobre animales aceleró la búsqueda de un modelo alternativo. Pero había que demostrar su utilidad a través de ensayos industriales reproducibles.
"Así lo hicimos y hoy ya somos capaces de producir mucosa de la córnea, de las encías, de la nariz, de los pulmones… La idea es tratar de cultivar todos los tejidos con los cuales pueden estar en contacto los productos cosméticos: la boca, la nariz, los pulmones. Y además de irritación, tenemos protocolos desarrollados para corrosión, fotoirritación y genotoxicidad."
¿;Podría esta misma piel reconstituida utilizarse en seres humanos?
Para el doctor Fortunato Benaím, director del Centro de Excelencia para la Asistencia de Quemaduras, actualmente se realizan injertos autólogos (del propio paciente), que tienen todas las estructuras de la piel. Si no es posible, se cultivan por separado la epidermis y la dermis. "No es que actualmente no tengamos recursos para que el injerto tenga el mismo color que la piel natural -afirma-: cultivamos por un lado la epidermis y por otro, los queratinocitos. Claro que si pudiéramos obtenerlos juntos, sería mejor."
"Sin embargo -agrega-, habría que ver cómo funciona esta piel cultivada, porque incluso la del mismo paciente puede repigmentarse [hacerse más oscura]. Otro tema por estudiar sería el de las células de Langerhans, que al ser las encargadas de la inmunidad aumentan el rechazo."
Según Pineau, su compañía cedió esta nueva tecnología al más importante de los hospitales franceses para grandes quemados y al Ministerio de Defensa de los Estados Unidos. "Como resultado, el hospital levantó un edificio dedicado a la reconstrucción de la piel -afirma- y la van a utilizar de manera rutinaria."
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