“La incredulidad de Santo Tomás” óleo sobre lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio 1602
Hace unos días tuve la oportunidad de leer un magnífico artículo aparecido en la revista JAMA SURG (Patchen Dellinger E, Pellegrini CA, Gallagher TH JAMA Surg 2017; 152(10): 967-971) sobre el médico que envejece y debería decidir retirarse. El tema tratado me movió a reflexión y hoy quiero compartirla.
Todos conocemos a eminencias médicas que al hacerse mayores pierden facultades tanto cognitivas como quirúrgicas y manuales en general. Yerran diagnósticos y tratamientos sin aceptar sus deficiencias o sin consultar dudas u observaciones bien intencionadas.
Esta preocupación es compartida por la mayoría de las asociaciones médicas del mundo y los parámetros han venido cambiando en base al aumento de la expectativa de vida.
¿Qué hacer con estos colegas de la tercera edad que han perdido destreza para ejercer y no se han dado cuenta?
La american Medical Asociation (AMA), reporta que mientras en 1975 habían 50.993 médicos en ejercicio mayores de 65 años, para el año 2015 el 33% de todos los médicos en ejercicio eran mayores de 65 años”
En noviembre del 2015, la AMA emitió un informe sobre “Competencia y el médico que está envejeciendo”, donde aboga por “guías/estándares para monitoreo y evaluación de la capacidad tanto de los propios médicos como de sus colegas”, y en el 2016, el American College of Surgeons (ACS) publicó una “declaración sobre el cirujano que envejece”. Estos intentos y otros para limitar el ejercicio medico hasta determinada edad han sido infructuosos, incluso han generado amenazas de demandas de los afectados, por lo que a la fecha todas las propuestas descansan en la acción voluntaria de los profesionales.
Aunque limitar el tiempo de ejercicio según la edad es discriminatorio algunas instituciones toman previsiones para el ejercicio en su dependencia pero en el caso de la consulta privada el panorama es otro. El aislamiento de sus pares y la no interacción o prepotencia acumulada induce a mala praxis aun mas que la avanzada edad.
Sería recomendable renovar anualmente un certificado de capacitación en base a exámenes médicos que evalúen tanto la condición física integral como neurológica y motora poniendo como inicio los 70 años, por poner alguna. La promulgación de una edad de retiro obligatorio va demasiado lejos pero ese chequeo permitiría la concientización del galeno que tiene en sus manos la vida de sus pacientes.
En lugar de luchar contra estos cambios, los médicos deberíamos someternos voluntariamente a estas pruebas cuando llegue el momento. Para muchos clínicos, el resultado será una confirmación bienvenida de que pueden seguir ejerciendo con confianza. Para otros, se requerirán modificaciones en su práctica, o la necesidad de dejar de atender a los pacientes por completo. Por ejemplo, los médicos retirados podrían desempeñar un rol mucho más proactivo en la expansión de los programas revisados por pares, en la medida en que su estado físico y competencia lo permita.
Quien suscribe, con 70 años, ha tomado previsiones a corto y mediano plazo. El tiempo de hacer diagnósticos con nombres rimbombantes ha pasado, por lo que ya no me dedico a hacer florituras dermatológicas para “los tendidos”. Con el tiempo me he dado cuenta que lo que importa es curar, no hacer grandes diagnósticos y que la experiencia es un bien precioso del que me aferro así como también las lecturas especializadas, el intercambio de opiniones y el reconocimiento de jóvenes pujantes que inciden en la actualización constante.
Mis consejos en esta etapa de prejubilación
- Vea menos pacientes por día
- Tenga un asistente con el que pueda comentar posibilidades diagnosticas y pueda colaborar con las destrezas manuales que fallen.
- Piense en que el paciente que tiene adelante busca una cura o por lo menos un alivio, no un diagnóstico sin solución.
- Trate de dar una amplia información al paciente de lo que tiene y alternativas de cura o control.
- Los pacientes que pudieran representar complejidad diagnóstica o tratamiento, por ejemplo procedimientos quirúrgicos que anteriormente eran rutina, derívelos a facultativos que usted considere que puedan hacerlo mejor que usted.
Y sobre todo soy firmemente creyente de que “Uno no se jubila de una forma de vida”, (frase del frontispicio de nuestra publicación) por lo que cuando decida no seguir viendo pacientes me mantendré en contacto con la profesión; leyendo, escribiendo, asistiendo a congresos y apoyando a las nuevas generaciones.
Referencias bibliográficas
- American Medical Association. Competency and the Aging Physician. Report 5 of the Council on Medical Education (A-15). Chicago, IL: AMA; 2015.
- Blasier RB. The problem of the aging surgeon: when surgeon age becomes a surgical risk factor. Clin Orthop Relat Res. 2009;467(2):402-411.
- American College of Surgeons Board of Governors Physician Competency and Health Workgroup. Statement on the aging surgeon. Bull Am Coll Surg. 2016;101(1):42-43.
- Eva KW. The aging physician: changes in cognitive processing and their impact on medical practice. Acad Med. 2002;77(10)(suppl):S1-S6.
- Powell DH, Whitla DK. Profiles in Cognitive Aging. Cambridge, MA: Harvard University Press; 1994.
- Should doctors be tested for competence at age 65? http://www.medscape.com/viewarticle/848937.
Jaime Piquero Martín
Ceo que este escrito, expresa más un estado de ánimo personal, eso es lo que surge – en mi entender – de su lectura, más que una reflexión acerca de lo que es la jubilación. Las edades convencionales 60, 65, 70,… han sido creadas más que nada, o mejor dicho por lo que significa el “costo”, es decir aportes y remuneraciones, para el gran estado recaudador.
Todo aquello que tiene una condición signada por la edad, está para establecer algún límite convencional. Por ejemplo la mayoría de la edad es a los 18 años, es decir que a los 17 años 11 meses y 29 días, todavía eres una persona irresponsable y en consecuencia los premios y castigos son diferentes?
Pienso que la jubilación, con números convencionales -aclaro prefiero poner número y no edades- quizá sea una condición para los asalariados, ya que sus ingresos dependen de terceros que son los “pagadores”.
En la profesión médica la jubilación (médicos en general), es una palabra muy difícil, ya que para mí no indica capacidad. Quizá dudaría de un médico de 40 años que nunca asistió ni asiste a ningún hospital, o que nunca leyó un artículo científico. La nueva generación ya aprendió en su formación lo que nosotros aprendimos como médicos en el ejercicio de la medicina (inmunología, genética, etc.). y así será sucesivamente para los que llevan la profesión en su “sangre”.
Creo que está en cada uno tomar su retiro como mejor le parezca y en eso estoy de acuerdo contigo.
Ana Kaminsky
Jaime estoy de acuerdo con lo dicho en el editorial.
He leido con interés tu editorial, acerca de un tema que hemos conversado en privado varias veces, y puedo apreciar lo ecuanime de tus planteamientos que comparto plenamente. Algunos matices podría agregar en el caso de mi especialidad, psiquiatría, en la que no mucha destreza física se requiere o ninguna para ser sincero, pero el inexorable paso del tiempo toca a tirios y troyanos. A muchos colegas no les gustará tu editorial porque la omnipotencia los ciega, pero nadie podrá negar la veracidad de tus planteamientos. Saludos.
Hector Aguilera
Psiquiatra
Mi querido Dr. Piquero:
Este tema es realmente siempre interesante y es algo que en los últimos tiempos ronda en mi mente y de manera frecuente.
¿Cuándo es el tiempo justo para dar golpe de timón? Creo que aquí hay dos aristas que tomar en cuenta.
El del cirujano o el que hace procedimientos, ahí es donde más hay que hacer un balance porque como dice en la editorial, uno pierde aptitudes, pero no actitudes. Aun así me recuerdo a nuestro famoso cirujano plástico, el Dr. Ortiz-Monasterio, que aunque ya en años avanzados, dejó de operar, nunca dejó de enseñar y esa es otra de las aristas que nunca se debe perder.
Ud., sabe que estuve siempre muy cerca del maestro Saúl y él siempre me dijo, podré dejar de ver pacientes, pero no quiero dar clases, creo que eso es fundamental, para quien es un Maestro, y eso si me queda claro, que aunque yo me retire del Hospital, en la medida que pueda, siempre estaré dispuesto a dar una clase y una enseñanza de lo que se ha acumulado con el tiempo.
Pues sí, coincido totalmente, una nunca se podrá jubilar de una forma de vida
Mi abrazo,
Alexandro Bonifaz
Excelente la idea y el artículo
– Titulo. Yo lo titularía cuando debe jubilarse un médico. razones
a. La profesión médica es totalmente diferente a otras profesiones, somos mucho menos emprendedores
b. En general los médicos que estamos en edad de jubilarnos nunca fijamos actividad profesional con fines económicos a futuro de ahí que nos toque trabajar hasta bien avanzada nuestra edad. Esto ha cambiado en los últimos años. Se ha mercantilizado la profesión, ni bueno ni malo sino todo lo contrario.
– La certificación bajo esos parámetros me parece pertinente y además muy positiva. El tema es quien pagaría esa certificación .
– En países con un buen retiro 70 años puede ser una edad adecuada ya que podrá vivir de su sueldo, pero nosotros en Venezuela debemos trabajar para, en muchos casos, subsistir; pero en condiciones normales me parece bien. El medico jubilado puede ser muy útil como asesor
Saludos
Francisco González Otero
Muy bien Jaime:
De acuerdo en un 80% y yo que estoy en los 67 así lo siento. Es diferente si tu eres clínico o cirujano. En este sentido, estos últimos están en desventaja sobre nosotros. Todas las cosas que propones son reales, pensando siempre que es mejor retirarse antes que te saquen. No comprometerse con casos muy complicados que pueden ser manejados por un alumno tuyo al que tu preparaste para reemplazarte, pero siempre con tu ayuda y tus consejos. Soy partidario del retiro, siempre y cuando puedas vivir bien en tu vejez, hacerlo poco a poco si no estás preparado pero hacerlo. Publícalo que de todos modos se va a prestar a discusión, pero yo lo tengo claro, solo trabajo de martes a jueves, lunes = Nietos, Viernes y fin de semana = finca. Hasta ahora no me hace falta hacer mas cosas. Te lo juro.
Juan Guillermo Chalela
Me gusta el mensaje es correcto, estoy de acuerdo
Juan carlos Diez de Medina
Excelente editorial. Suscribo integralmente tus puntos de vista
Francisco Kerdel-Vegas
Querido hermano, muy difícil tema.
Yo no soy jubilable.
Cada médico, CONSCIENTEMENTE, ha de decidir su retiro.
Un abrazo fraterno.
Assad Atala
Estimado Jaime:
Me parece que tu editorial tiene mucha validez y que todos los puntos que anotas tienen mucho de cierto. Te felicito por irrumpir opotunamente en un tema que da origen a controversias pero que debe ser analizado con cautela.
Como dices, promulgar una ley que corte por lo sano la edad de jubilación es dificil de aplicar y monitorear, pero la educación continua en este respecto es muy valiosa para concientizar a los médicos sobre el momento que deben cesar o modificar sustancialmente sus acciones médicas.
Obviamente esto dependerá del interés y voluntad de los profesionales para retirarse definitivamente. Pero con frecuencia vemos médicos con edad avanzada que tienen una claridad mental tan conservada y que sus decisiones y criterios son tan absolutamente normales, que da motivo para pensar que en determinados casos estos profesionales pueden continuar ejerciendo pero ojalá bajo condiciones similares a las que mencionas al final de tu editorial.
Es incómodo y lamentable mencionarlo pero una de las más importantes amenazas que pueden experimentar los pacientes por sus diagnósticos errados o sub-valorados no proviene de los médicos de la 3a edad ( y más edad si se quiere), sino de muchos de los médicos jóvenes que por un deseo incontrolable de éxito económico, dedican demasiado tiempo en el aprendizaje y en la ejecución de los procedimientos de estética dermatológica e ignoran las historias clínicas que relatan los pacientes sobre enfermedades dermatológicas reales y que en muchas ocasiones son interpretadas en forma superficial como alteraciones de origen cosmético, permitiendo así el avance de las condiciones verdaderamente importantes que hoy día pueden tratarse adecuadamente con todo el armamentario dermatológico disponible.
Muchos de estos conceptos han sido publicados en editoriales internacionales, poniendo en evidencia el riesgo de que nuestra especialidad este irrumpiendo en el camino de la «trivialización» con el peligro de una inminente desaparición o «reparticion» de la Dermatología entre las disciplinas más cercanas a la nuestra. No se trata de hacerle un ambiente enrarecido a esta sub-especialidad de la Dermatología, sino aprender a darle su justo valor científico para justificar las intervenciones estéticas, pero sin detrimento del aprendizaje y ejercicio de la dermatología médica y quirúrgica tradicionales y sin incurrir en excesos ni sembrar expectativas irreales en los pacientes, sometiéndolos en ocasiones a riesgos mayores que el beneficio que se promete. No se trata de censurar esta floreciente sub-especialidad, sino de definirla, reglamentarla y ejercerla con honestidad y ética.
Rafael Falabella F MD
Te falto la parte psíquica del médico Jubilado, acuérdate que existe una edad biológica y la que en verdad tiene la persona al jubilarse, tu ves con mucha frecuencia a una persona de 80 años que físicamente está en mejores condiciones que uno de 70 .
Por otro lado quien se retire a los 70 años sin tener un hobby o motivo de vivir indirectamente lo estás matando al llevarlo a un estado depresivo
Creo que es un buen escrito solo ve si puedes ver esta parte física y psíquica
tulio minuta
Urologo
La he leído, Jaime, y no veo mucho de controversial excepto ese tipo de prueba a los 70 años. No porqué no haya declinación de capacidades, sino porque poner una edad es arbitrario (aunque muy de acuerdo con el modus operandi hoy en día).
En todo caso, creo que debes dejar esa editorial tal cual y esperar por los puntos de vista que otros escriban. Este es el papel de las editoriales
Saludos
M Goihman
Estimado Jaime:
Tu Editorial me pareció sumamente interesante, siendo poco lo que se publica o comenta en ese sentido. Quizá—entre otras cosas—porque inadvertidamente tratamos de ocultar que los años pasan … y pesan. Es como el tema de una hermosa canción que fue muy popular hace varios años “Como han pasado los años”, compuesta por el Argentino Roberto Livi, y popularizada principalmente por Rocío Durcal.
Creo que habría que considerar dos escenarios diferentes: la jubilación para el médico que trabaja en grandes hospitales y para aquél que se dedica a la consulta privada. Puede que admitan un enfoque diferente. En ambos sin embargo, es muy importante insistir en que no deberían dejarlo todo, abandonarlo todo, y simplemente retirarse a vegetar, como un trasto viejo e inútil, arrumbado en una oscura bodega. Los amigos a quienes hemos visto hacer eso se vuelven retraídos y se deprimen; cuando podrían volcar sus energías en ver pacientes o haciendo docencia. Ya no para hacerse de unos cuantos dólares, sino simplemente para devolver a los pacientes y colegas jóvenes lo que la vida les dio en años y conocimientos.
Finalmente, se me ocurre que valdría la pena mencionar que el devenir de los años siempre pasa su factura en mayor o menor grado, y que pese a que exista una merma más o menos importante en sus facultades físicas, la experiencia bien administrada puede dar mucho para los más jóvenes y que toda esa gama de conocimientos, atesorada por años de estudio, arduo trabajo y la observación de miles de pacientes, necesariamente debe rendir frutos y hacerlos llegar a quienes pueden aprovecharlos con enormes beneficios.
Enrique Hernández-Pérez,
«Con el tiempo me he dado cuenta que lo que importa es curar, no hacer grandes diagnósticos y que la experiencia es un bien precioso del que me aferro así como también las lecturas especializadas, el intercambio de opiniones y el reconocimiento de jóvenes pujantes que inciden en la actualización constante».
Una excelente síntesis de lo que un médico «mayor de edad» puede y debe dedicar sus años futuros mientras su estado psicofísico se lo permitan.
Para la sociedad, jubilarse es morir lentamente.
Para los Maestros como usted, es prolongar la vida propia y la del prójimo.
Gracias.
Muchas gracias Jaime, por hacernos reflexionar sobre un tema difícil. Cada uno evaluará cuando es el momento indicado para pasar a retiro. Es muy bueno poder ir madurando la idea.
Un abrazo. Bibiana
Que buen tema para intercambiar opiniones, y ya lo estamos viendo con las que se expresaron antes. Cada uno con una visiòn diferente, todas interesantìsimas. Para jubilarse, creo yo, hay que estar muy bien preparado; no es igual hacerlo por ejemplo en los paises desarrollados o en vìas de desarrollo, allì el estado tomo tu dinero, con los impuestos, para asegurarte una buena atenciòn mèdica para tì y tu mujer durante el tiempo de jubilado. Es muy diferente en los subdesarrollados, y en los destrozados por su puesto peor. Nosotros los Venezolanos hoy en dìa, estamos en una condiciòn lamentable-saben el motivo-
para tomar esa determinaciòn. Los que hicimos la carrera metidos en un hospital, haciendo asistencia y docencia tenemos la ventaja de haber sabido aprovechar al màximo nuestra formaciòn y nuestro tiempo, pero no obtuvimos el beneficio de atesorar. Quièn puede mantenerse con lo que nos da la jubilaciòn de la UCV?. Los otros que ejercieron en privado todo el tiempo, estàn mejor que nosotros?, no lo creo. La hiperinflaciòn destrozò la economìa del paìs. Se esta calculando casi 80 por ciento de aumento de la inflaciòn semanal. SI, SEMANAL. Los que guardaron para sostener de manera digna y honrada una vejez, se jodieron junto con nosotros.
Dr. Josè R. Sardi B.
Dermatòlogo.
Caracas. Venezuela.
“Los músicos nunca se jubilan, mientras exista música en su interior”
Rolando Hernández Pérez
El tiempo es inexorable- Excelente tu articulo. Opiniones de diferentes personalidades en la Dermatología, dan su opinión, todos de acuerdo. Particularmente estoy madurando la idea; comparto con el Dr Sardi, su preocupación. En nuestro país estamos en desventaja, todos los que dimos nuestro aporte y juventud al estado, en un hospital. Hoy pensamos seriamente: como podemos vivir con la miseria que por LEY, nos corresponde en un estado que no toma en cuenta a los «JUbilados» y que realmente constituyen un estorbo.
A Jaime, gracias por su inquietud, que a todos nos atañe.
No me considero un niño de 65 y aún estoy algo lejos de los 80, pero como la “EDAD NO ES COSA DE AÑOS”, según Joaquín Merino, estoy tranquilo con mi consciencia y con el trabajo que desempeño. El tiempo para abandonar el campo de batalla para el cual hemos sido formados, creo que es una decisión muy compleja y personal. Somos lo suficientemente honestos y sinceros como para tener una idea exacta de sí mismo y sus posibilidades de modo que en las postrimerías de la jornada, seamos capaces de colocar las cosas en la balanza y calibrar en su justo valor, el grado de nuestras condiciones físico-cognitivas y en virtud de su inclinación, tomar la decisión más asertiva.
Recordemos que en ese sentido la carga genética es determinante, por tanto la edad de envejecer difiere de individuo a individuo. Hay quienes envejecen prematuramente en tanto que otros conservan íntegras algunas de sus funciones, especialmente cognitivas, más allá de los límites comunes. Por ello es que se acepta que la longevidad mental es un accidente; no es la regla.
Ahora bien, tenemos que aceptar que en la medida que se envejece se va perdiendo la plasticidad cerebral. Las funciones del organismo empiezan a mermar a cierta edad, que se corresponde con inevitables procesos de regresión orgánica y psíquica, de modo que si llegare el momento de abdicar, deberíamos haber ejercitado otras habilidades, disposiciones y gustos que compensen en cierta medida los estragos que genera el “sindrome del jubilado”, entre ellos la depresión, como muy bien lo señalaba nuestro buen amigo Tulio Minuta. El que tenga habilidades para el mantenimiento de su hogar pues que las ejercite. El que disfrute con una buena música clásica o al que siempre le ha atraído la lectura enriquecedora, pués manos a la obra. El ejercicio físico frecuente, contribuye al fortalecimiento del organismo para resistir los embates de la vejez. Aunque cause preocupación, -mejor es ocuparse- antes de que una pausada neblina comience a velar nuestra mente con los achaques de la vejez.
Las limitaciones económicas son un factor adicional importante al momento de tomar alguna decisión, como lo han señalado algunos colegas. En tanto, no debemos flejar en ejercer nuestra especialidad en la medida que nos acompañe un buen equilibrio psíquico-físico y obviamente practicando y asumiendo todas aquellas competencias para las cuales nos sentimos aptos.
Un saludo cordial,
Guillermo Planas G.
Qué bárbaro! Nunca había visto tantos comentarios.
Estoy de acuerdo en un 77.58% con lo que opinan todos.
Justo estoy vendiendo mi consultorio los 69 pero pienso quedarme como empleado hasta los 74-82.
Porque me encanta lo que hago.
Justo ayer mi hijo me preguntaba: papi cuando te vas a retirar, mira que el pulso te tiembla (Temblor familiar benigno idiopático – no Parkinsoniano), le respondí: cuando el cerebro me tiemble.
Si me toca vivir hasta los 90, creo que no les llego económicamente con mi ritmo de gastos, al cual justifico porque disfruto viajar con una coleguita de 51, la que me mantiene interesado en ella y en la dermatología – haciéndome consultas sobre pacientes con enfermedades autoinflamatorias, por las que me ha dado.
Que suerte la mía la de mantener un romance con una dama y mi profesión.
Ya le pasé las cirugías a una joven dermatóloga a quien he asociado a mi consultorio y a quien les gusta, pero no cedo en lo de la dermatología médica. Solo espero no poner una gran torta y ser forzado a retirarme deshonrado por mi testarudez.
Por ahora mis residentes me mantienen al tanto de mi capacidad o de su falta – aquí ellos te ponen notas al igual que nosotros a ellos. Uno se entera, las mias no están bajas.
Gracias a Jaime por traer el tema a la palestra. Pero no hagas que frecuentemente me recuerde que por ahí anda el angel de mi apocalipsis y se me eche a perder el día.
Abrazos,
William.
Estimados amigos que tuvieron a bien hacer sus comentarios a este dilema que se me ha presentado a mi y estoy seguro que a muchos de ustedes .
Algunos comentarios fueron solicitados personalmente y respondidos por esa via pero con el permiso de ellos publicados.
Tengo 3 recuerdos que quisiera compartir con ustedes de cómo en la ancianidad se puede echar por la borda toda una vida de ejercicio medico cabal.
– Hace unos años un medico muy respetado por mi, asistió a una reunión científica de la Sociedad de Dermatologia llevado por familiar y ante un caso complejo me dirigí directamente a él solicitándole su opinión. Cuando me respondió eran comentarios sin ninguna sindéresis. Ahí me di cuenta que el hilo de separación entre la racionalidad del pensamiento y la irracionalidad podía ser muy delgado aun para familiares
– Otro Dermatologo investigador con una carrera impoluta comenzó a hacer investigación de laboratorio e incluso probando terapia en pacientes sin haber llenado todas las bases de una buena investigación. Incluso él falleció pero aun se sigue utlizando esa investigación, utilizando su nombre para supuesta cura de la enfermedad
– El tercero fue un dermatólogo muy querido por mi, quien en sus últimos años supe que tenia alzheimer y aunque su hijo me pedia que lo fuera a ver, no fui porque no quería verlo en ese estado. Tuve a mi padre en esa situacion y se lo dificil que es entender que alguien querido no este en sus cabales
– Jaime Piquero Martin
Yo creo que todos hemos tenido esas experiencias que relata el Dr. Piquero, y es cuando uno dice: «cuando empiece a pifiar me retiro»; pero se darà cuenta uno de eso?, o aceptaremos que otros nos lo digan?. Es alli donde esta la clave y la importancia del editorial que comentamos.
Dr. Josè R. Sardi B.
Dermatòlogo.
Caracas. Venezuela.
Buenas
Hasta ahora han hablado los directos afectados (Mayores de 60 años) no hemos hablado los que seguimos en línea de sucesión o se los menores de 60 años yo tengo 45 y mi padre murió cuando tenía 71 en uso pleno de sus facultades y con “las botas puestas” (de un infarto un día domingo – trabajó hasta el día sábado en la noche) hacia cirugía menor y procedimientos estéticos sin problema además de consulta regular, se había jubilado ya de un trabajo (por hablar completado el tiempo – 20 años de servicio) y sólo ejercía en forma particular espero que al llegar a esa edad tenga las mismas facultades de el. Si es cierto, hemos visto – con mucha tristeza – qué hay algunos profesores que cuando llegan a cierta edad tienen pérdida de sus facultades físicas, psicológicas, intelectuales y emocionales pero son pocos casos, la mayor parte de profesores de más de 70 años que yo he conocido en mi vida me han enseñado mucho y sin o fueron personas muy lúcidas ahora bien dentro de los del primer grupo he visto profesores – no solo de Dermatologia si no de otras especialidades – en situaciones muy lamentables por ejemplo profesores Cirujanos con hemiparesia, Pediatras con oxígeno, Patologos ciegos y Dermatólogos con Alzheimer …. no se que pasaría por sus cabezas al no querer jubilarse si el factor económico el factor social o laboral o simplemente su tozudez de no salir del hospital o quirófano o consultorio si no con los pies por delante, pero también he visto como masivamente los gobiernos han declarado la edad de jubilación en 75 años y literalmente han echado a la calle de un día para otro a los profesores más eméritos. Esto requiere una concienzuda reflexión: hacer un examen de aptitudes ? Pues les aseguro que si nos hacen un examen a los menores de 60 y a los mayores de 60 la mayor parte de los menores de 60 saldríamos reprobados, hacerlo por ley bueno pero valdría la pena “deshacerse” de un recurso humano tan valioso ? Creo que habría que buscar una solución intermedia: ir desprendiendose poco a poco de la profesión, no dejar de dictar clases, que el gobierno remunere a los jubilados de una forma justa y que no les cobren impuestos, en el caso de discapacidades graves que un grupo interdisciplinario de medicos, psicólogos y empleadores le provea a ese profesional una forma digna de retiro.
Amigo Daniel Burbano, estoy de acuerdo con usted: De los que han comentado todos son mayores de 60 años, menos las 2 damas que son unas mozas de buen ver y quizás alguno de los amigos, pero todos son eternos y no jubilables, como dice el amigo Assad. Pero a todos nos puede “caer el viejo” en cualquier momento y mejor es estar preparado.
Cada uno de los que comentó con muchos años a sus espaldas de médicos, aun estudia diariamente y publica, va a congresos como conferencistas y ve pacientes con el mismo ímpetu que cuando estaba recién graduado.
Quiero decirlo que he estado involucrado en la educación de dermatólogos desde hace 43 años y he visto como muchos de los que hacen la especialidad luego parece que se los hubiera tragado la tierra, no los vuelvo a ver activos dentro de la promoción. Muchas veces me pregunto “ ¿Qué será de la vida de fulanito o fulanita, que no los he vuelto a ver en ningún congreso?”.
El temor que me motivo a escribir este editorial es que no quisiera que ni yo ni ninguno de los que aquí ha comentado, “pierda los papeles después de viejo”
Para las nuevas generaciones quiénes son los comentaristas?
Ana Kaminsky: La dama de hierro de la dermatología latinoamericana, un icono que aun sigue produciendo conocimiento ( Buenos Aires Argentina)
Juan Honeyman: El profesor de la dermatología chilena , por antonomasia
Hector Aguilera: Un conocido psiquiatra y erudito Venezolano
Alexandro Bonifaz: Micologo, educador, científico y conocedor de la vida misma. Mexico DF
Francisco Gonzalez Otero: Denso profesor no solo dentro de su especialidad, la dermatología pediátrica, sino en toda la especialidad
Juan Gullermo Chalela: Decir en iberolatinoamerica ¿Quiénes son los tres dermatólogos Colombianos mas prestigiosos? Es nombrarlo a él entre esos 3
Juan Carlos Diez de Medina: Nuestro amigo Juan Carlos, es quizás el dermatólogo con mayor proyección internacional
Assad Atala: Mi buen amigo y poeta dermatólogo, pura medicina de la vida con Jesus, de Cuernavaca Mexico
Francisco Kerdel-Vegas: Profesor y caballero de la dermatología. Uno de los proceres de la especialidad en Venezuela, con sus 90 años sigue activo en el conocimiento de la especialidad
Rafael Falabella Uno de los 3 dermatologos de Colombia, que han dejado en lo alto la especialidad en el mundo
Tulio Minuta Veterano urólogo de Venezuela, ejerciendo y manteniéndose al dia en la especialidad desde hace 50 años
Mauricio Goihman: maestro de muchos de los dermatólogos actuales de Venezuela incluyendome
Enrique Hernadez Perez: Pionero de la cirugía y estética en latinoamerica
Mariana Bibiana Leroux: Profesora de dermatología, de la ciudad de Rosario Argentina, una autoridad en enfermedades autoinmunes
Jose Antonio Roman : dermatólogo y sanitarista de Trujillo, Venezuela, siempre activo en el quehacer dermatológico del Pais
Jose Rafael Sardi: profesor de cirugía dermatológica de la Univbersidad Central de Venezuela una autoridad en el campo
Rolando Hernandez Perez: Profesor de la Universidad de los Andes, con ejercicio de la especialidad en Barinas. Mi amigo y coeditor
Guillermo Planas Giron. Profesor de dermatopatologia, a pesar de los años no ha bajado en ningún momento la guardia en hacer educación medica continua
William Abramovits: Reconocido dermatólogo en Venezuela, que luego de muchos años de ejercicio emigro hace mas de 25 años a USA, donde ha realizado un brillante ejercicio.
¿ Quienes suplantaran a ellos?
Un abrazo y gracias por su opinión
Jaime Piquero Martin
¡La vara está muy alta!
Por favor, ¡no se jubilen nunca!
Mi saludo y admiración a todos ustedes.
Jaime este editorial, me retrotrae a otro escrito por mi en la revista de la Sociedad Latinoamericana de Patologia, el numero 82 y que lo llame “El millaje óptico…….”, http://slap-patologia.org/foro/editorial/2017/05/18/editorial-foro-no-82/ . Voy a permitirme transcribirlo
“Tuve la fortuna de compartir con un renombrado médico del hospital que ya estaba más allá de los 75 años de edad y en el hospital, todos habíamos compartido de una u otra manera, una parte de nuestra vida con él y le estábamos muy agradecidos. Cuando estábamos junto a el, teníamos una sensación dividida, la primera, era que ya había pasado el tiempo, se estaba poniendo viejo, lo veíamos cansado y que tal vez era el momento de que se retire. La segunda sensación, era la de un hombre carismático, con mucha alegría, demasiado conocimiento, que amaba el hospital, había dado su vida por la institución y seguía trabajando con un entusiasmo enorme.
Se le hicieron numerosos homenajes para decirle gracias por todo e insinuarle que era el momento de ir a descansar y disfrutar el resto de su vida. Pero contrariamente a lo esperado, después de cada homenaje y de oír las palabras de cada uno de los ponentes, él decía, no puedo irme, soy demasiado bueno e importante para la institución y este lugar no va a ser lo mismo sin mí.
Son estos los médicos los que han dado vida y mucho sentido a una unidad en el hospital y son uno de los tesoros que se debe cuidar y aprovechar al máximo, tanto su conocimiento y experiencia. Todo lo acumulado a lo largo de muchos años de trabajo frente al microscopio (millaje óptico), es una fuente invaluable de información y debe ser compartida sobre todo con la gente joven en formación.
Creo que, en algunos lugares, estos profesores no son valorados y los olvidamos muy pronto, perdiendo un potencial de enseñanza muy importante dentro de nuestros hospitales”.
Martin Sangueza
Mi socio, Stuart Brown, MD quien otrora condujera las entrevistas que los que comprábamos los cassettes de la AAD oíamos, murió con las botas puestas, en un accidente de tránsito cuando iba una la vía rápida a dar clases de dermatología a los residentes de post-grado de un programa en una ciudad aledaña (Fort Worth) a Dallas. Muchos lo identificaban por su voz. Trabajó hasta el último día de sus 84 años y hasta ese entonces le gustaban las «pavitas» (de 60 o menos – preferiblemente). Era a donde ir cuando a alguno se le olvidaba el epónimo de un síndrome raro y sus discusiones de casos clínicos presentados en nuestros congresos eran dignas de ser oídas. Su vejez duró pocas horas.