Los trastornos de angustia en dermatología

Los problemas de ansiedad o de angustia, en general, conducen a ciertos trastornos de la piel –y en anexos cutáneos– tanto en su origen como en su evolución. Por este motivo, el médico dermatólogo debe saber diagnosticarlos y tratarlos para conseguir soluciones más científicas a estos padecimientos dermatológicos.

La angustia es un fenómeno ubicuo que experimentan, de una u otra forma, todos los seres humanos. No es en sí mismo un trastorno, ya que la mayor parte de los hombres la padecerán en algún momento de su existencia. En principio, el fenómeno de la angustia emerge cuando la persona se siente amenazada en su salud, por ejemplo, en una enfermedad física o en su integridad psíquica como pudiera ser un conflicto mental.

En otras palabras, surge con la vivencia de una amenaza al equilibrio personal: desde situaciones que van de un episodio banal a situaciones extremas como un accidente grave. La angustia aparece entonces como un primer síntoma que enciende las alarmas sobre el peligro inminente. Por esta razón, no es esencialmente patológica, sino que actúa como una señal que permite al sujeto concientizar una situación de peligro y tomar las medidas oportunas para protegerse.

Sin embargo, en ocasiones la angustia aparece en el contexto de una enfermedad y en diferentes situaciones específicas:

a) Acompañando a determinadas y variadas enfermedades dermatológicas como, por ejemplo, en la psoriasis, el acné, la alopecia precoz, la dermatitis atópica, el melasma, la rosácea, el fotoenvejecimiento, la genodermatosis y otros trastornos no relacionados con enfermedades de la piel como la diabetes, la epilepsia, la hipertensión arterial, el lupus, la artritis reumatoidea, etc.,

b) Acompañando a ciertas enfermedades psíquicas como la depresión, los trastornos obsesivos, la esquizofrenia, etc.

c) Como respuesta a circunstancias externas estresantes que pueden provocar una reacción de angustia en cualquier persona sana, siempre y cuando el estímulo desencadenante sea suficientemente intenso. Generalmente, estímulos leves pueden provocar reacciones de angustia en personas sensibles con personalidad neurótica y ansiosa y, por el contrario, las personas estables, poco ansiosas y con bajo umbral de neuroticismo precisan estímulos muy potentes para desarrollar una reacción de angustia, y

d) Cuadros clínicos en los que la angustia se sitúa como fenómeno patológico primario, sin relación con enfermedad médica o psiquiátrica ni situación ambiental estresante; estos últimos se conocían como neurosis de angustia, mientras que en la actualidad se presentan como dos trastornos diferenciados :

1) Ansiedad generalizada, relacionada con conflictos personales o externos no ligados a la herencia, pero sí a una personalidad ansiosa y neurótica ya proclive a reaccionar desproporcionadamente a las circunstancias externas.

2) Crisis de angustia o ataque de pánico, concepto originario de la terminología norteamericana, que se relaciona con una ansiedad endógena, autónoma, independiente de estímulos ambientales, de base neurobiológica y basada en la vulnerabilidad genética y en antecedentes familiares de crisis de angustia.

Los trastornos de angustia están relacionados directamente con un viejo concepto que es el de la personalidad neurótica, ya que en la medida en que un paciente tiene un índice más elevado de ésta, es más probable que padezca un trastorno de angustia o ansiedad, en especial de ansiedad generalizada. En principio la personalidad neurótica es un concepto dimensional, puesto que no hay sujeto con y sin este tipo de personalidad, sino que existe un continuum que se desplaza desde personas con muy bajo grado de neuroticismo, hasta otras con un elevado umbral y, por otra parte, un importante número de pacientes intermedios.

El neuroticismo, que puede medirse con varias pruebas y cuestionarios psicológicos, expresa una intensa conflictividad interna que provoca un mal control de la vida instintiva y afectiva, con los consiguientes problemas intrapsíquicos e interpersonales: inseguridad, sentimientos de inferioridad, y tendencia a la culpa, así como profunda frustración son rasgos del neurótico.

La rigidez, sin variaciones de las mismas pautas de conducta, es un mecanismo de protección que emplean estos pacientes para que nuevos estímulos no perturben su escasa y precaria seguridad, aunque a costa de un empobrecimiento existencial.

En general, la angustia se manifiesta por síntomas psíquicos y somáticos : nerviosismo, tensión, irritabilidad, inquietud y agobio, preocupación, insomnio de conciliación, pesadilla, llanto por impotencia ( que tranquiliza), sensación de amenaza en relación con miedo a padecer una enfermedad somática grave o enfermedad mental irreversible, son algunos de los síntomas psíquicos. La disregulación de los sistemas nerviosos vegetativo y neuroendocrino por hiperactivación inespecífica del sistema nervioso central explica los síntomas físicos representados por palpitación, taquicardia, ahogo, cansancio, mareo, opresión torácica, anorexia o bulimia, sequedad de la boca, náuseas , vómitos, estreñimiento o diarrea, poliuria, distermia, cansancio muscular, trastorno de la función sexual; todo esta sintomatología puede manifestarse de forma aguda (crisis de angustia) o permanente (angustia o ansiedad generalizada)

El médico dermatólogo debe estar preparado en lo intelectual como en lo emocional para poder avizorar precozmente esta situación y diagnosticarla como una patología primaria o secundaria a otra enfermedad y conocer ampliamente los recursos farmacológicos – psicofarmacológico, psicológicos y psicoterapéuticos para su manejo, control y solución.

Por este motivo en los postgrados y residencias de dermatología debemos preparar y entrenar a los médicos, que se forman en esta subespecialidad, para la conducción exitosa frente a estos casos.

Rolando Hernández Pérez

Acerca de Rolando Hernández Pérez

Maestro de la Dermatología Ibero-Latinoamericana. Ex-Jefe Servicio de Dermatología del Hospital General "Dr. Luis Razetti", Barinas - Venezuela. Profesor de Medicina , Universidad de los Andes. Director Médico del GCCNSP - Barinas - Venezuela. Fundador y Co-editor de Pél-L Latinoameriicana (1998). Ex-Presidente de la Sociedad Venezolana de Dermatología

2 comentarios

  1. Guillermo Avilés Vázquez

    Relevante el artículo del Dr Hernández Pérez dada la frecuencia con que se observa ese sustrato de ansiedad en nuestros pacientes y que rayan a veces en trastornos mentales graves por eso la importancia de preparar a los médicos como lo menciona el mismo Doctor Rolando para detectar y apoyar adecuadamente a estos enfermos.

  2. Gracias, hizo una gran disertación del tema, pareció obra de un Psiquiatra, maravilloso.En nuestra especialidad vemos muchos de estos pacientes y no es fácil tratarlos o referirlos al Psiquiatra,me hace recordar que hace años en una Reunión Anual nos mostró un Psiquiatra, disculpe no recuerdo su nombre, una clase de Dermatitis Atopica desde el punto de vista Psiquitrico, en Mares mares, Lecheria

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