Recientemente fui a ver "Fast Food Nation", la última película del director Richard Linklater, cuyo trabajo admiro mucho desde hace relativamente poco como consecuencia de haber visto dos de sus films, que más que producciones típicas de Hollywood me parecieron material de buen cine de autor.
"Fast Food Nation: The Dark Side of the All-American Meal" es un Best Seller americano escrito por Eric Schlosser ( 2001) en el que se denuncia al sistema de producción de comida rápida. Libro que aquí en España pasó "sin pena ni gloria", como supongo pasará con la película, debido a cierto sentimiento antiamericano que existe en éste país desde tiempos remotos. Pero esa es otra historia.
A través de su carrera Linklater ha demostrado ser un director bastante versátil. Según algunos críticos de cine norteamericano en lo que mejor destaca es en la creación y dirección de largometrajes sobre personajes que se centran en mantener conversaciones transcendentales; largos diálogos que se alejan de ser tediosos o aburridos, y que por el contrario se presentan interesantes y amenos, desplazando a un segundo plano la escenografía, y basándose en una sola locación durante toda la película, como en el caso de dos de sus producciones: "Antes del Amanecer" y "Después del Atardecer", ambos protagonizados por su actor fetiche Ethan Hawke, que participa también en éste reparto.
La trama tiene lugar en Cody, un pueblo ficticio de Colorado donde se encuentra un restaurante de comida rápida, franquicia que pertenece a una gran cadena a nivel nacional llamada Mickey's. Cuando los "pesos pesados" de la compañía descubren que existe la posibilidad de que la carne con la que fabrican sus hamburguesas podría contener restos fecales, uno de los directores de Marketing, papel protagonizado por un siempre impecable Greg Kinnear, es enviado a Cody para investigar el problema, donde deberá enfrentar ciertas decisiones de tipo ético, predeterminadas por el consumismo capitalista del siglo XXI.
Todos los personajes aportan ideas interesantes en la película. Por ejemplo, una frase de Bruce Willis reza que "A la mayoría de la gente no le gusta que le digan lo que tienen que hacer", lo que es sumamente interesante si se entiende que uno de los mensajes principales del film podría ser justamente eso: Prohibir subliminalmente el consumo de "Fast Food", lo que podría provocar resistencia en ciertos consumidores.
Otro de los mensajes del largometraje se basa en un par de puntos: Por un lado la lucha ideológica contra el sistema industrial americano, y el ansia de ganar ambiciosamente a través de las reglas impuestas por ese mismo "Sistema"; lo que según Linklater no es necesariamente incompatible aunque pueda parecer contradictorio.
En el libro, Schlosser analiza el proceso de empaquetado de la carne, apuntando que la industria está dominada por mano de obra extranjera, por inmigrantes explotados en sus puestos de trabajo, lo que es absolutamente ilegal en Estados Unidos.
Además, revela también ciertos aspectos desconocidos para cualquier consumidor, relacionados con el proceso de fabricación al que se ve sometida la carne. Como por ejemplo la alimentación del ganado con estiércol conseguido a base de caballos, cerdos, y pollos muertos. Schlosser apunta que ésta práctica pudo haber sido la causa de enfermedades tales como la Enfermedad de Prion, que afecta al cerebro y al sistema nervioso tanto de animales como de seres humanos.
Volviendo a la película y para concluir, según uno de los críticos de cine del New York Times, "Si es verdad que somos lo que comemos, la película incita a cuestionarnos si en realidad sabemos quienes somos". Opinión con la que estoy totalmente de acuerdo, ya que considero que éste largometraje, independientemente de ser una crítica a la industria de la comida rápida, es también una especie de drama cultural que en cierta forma define la forma en que vivimos actualmente.
Marie Claire Betancourt De León
Madrid, Agosto, 2007
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