Tema impactante, no? digno de la mayor reflexión. De hecho, no es novedoso porque ya se ha escrito sobre este tema que interrelaciona a los médicos con la industria farmacéutica en una especie de matrimonio donde ambas partes tienen aspectos positivos y negativos que puestos en una balanza, tienden a equilibrarse y ese equilibrio es necesario para ambas partes.
Veamos, en el British Medical Journal (1, 2, 3, 4) podemos leer varios artículos donde se critica la relación entre la industria farmacéutica y los médicos, considerando que la primera compra conciencias pagando con patrocinios a asistencia a congresos, invitaciones a cursos recreativos, agradables veladas, creación y manipulación de líderes de opinión y escritores fantasmas bien descritos por el Dr. Francisco Kerdel Vegas (5).
El médico se deja mimar, siente que se lo merece y en cierta forma es así, se lo merece si trabaja honestamente sin que en su criterio influya una comida gratis para prescribir un medicamento, después de todo es la industria farmacéutica la que pone los centavos para que fluyan las investigaciones que conllevan a nuevos productos que el médico utilizará como herramienta en la lucha por la salud de sus pacientes. Ah! Pero ese sigue siendo el norte, la salud de los pacientes, con los mejores medicamentos probados y estudiados suficiente e imparcialmente y tanto él como la industria son actores claves pues están íntimamente ligados al desarrollo de la investigación relacionada con nuevos productos, mejoramiento de los ya existentes y estudios alternos que requieren de la experticia del médico y de los recursos que la industria puede ofrecer y que no serían posibles si no los proveyera, o, por lo menos, no tan especializados. El médico no debe autoconvencerse de su integridad a toda prueba, inmune a la seducción y a la adulación, de hecho, no le conviene porque además de corromperse se convierte en inútil porque pierde credibilidad. No se trata de rechazar situaciones sociales “a priori”, se trata de mantener la integridad porque ella forma parte del código ético que debe mantener no solo profesionalmente sino personalmente y que le permita vivir en paz con su conciencia, relacionarse sanamente para que cada una de las partes logre lo mejor sin perjuicio de la otra.
La industria farmacéutica por otra parte, tiene el poder económico suficiente para anotarse la autoría de los medicamentos desarrollados en los últimos 70 años y que han transformado la Medicina, han promovido las investigaciones que conllevan a la creación de medicamentos que requieren de gran inversión de dinero, conocimientos y esfuerzos en gran parte internacionales y por ello propician reuniones entre sus pares allende los mares para complementar y confrontar logros y fracasos. Su objetivo es económico, generar productos que llenen sus arcas, al fin y al cabo son empresas comerciales; pero el médico es también parte interesada en el asunto aunque desde otro punto de vista.
Los laboratorios farmacéuticos patrocinan viajes a congresos e inclusive son elementos clave en la organización de los mismos porque ¿de donde saldría el dinero para pagar el enorme estipendio que representa un evento si no es de la poderosa industria farmacéutica? Entonces, ¿cómo lograríamos comunicarnos e interrelacionarnos directamente con nuestros pares con el máximo aprovechamiento?. Por otra parte, las sociedades científicas dependen en gran medida del patrocinio de la industria, así como las revistas especializadas que facilitan la difusión de la información propiciando la necesaria educación en el área pero, claro, con anuncios publicitarios que en algunas oportunidades rayan con lo permitido.
Aterricemos, no nos engañemos, seguimos siendo un matrimonio donde cada uno obtiene un beneficio y el fiel de la balanza tiene que seguir en el centro, en el punto de equilibrio. El médico tiene el compromiso de ser íntegro pero actualizado, debe viajar a congresos no como turista sino para aprender de otros y evaluar los conocimientos que recibe con la mayor ecuanimidad. El médico puede encontrar investigaciones no fieles con resultados equivocados o catastróficos, puede tambien aprender que hay nuevos caminos terapéuticos que lo lleven a mejorar y debe estar dispuesto a migrar a nuevos productos y no conformarse con lo que ya conoce…. ¿Quién se llevó mi queso? (6)… porque su retraso se traduce en un estancamiento para él y para sus pacientes.
No hay engaño, y no hay nada nuevo bajo el sol, cada parte debe dar de si lo mejor y… ¿Qué es lo mejor?… ¿Es necesario decirlo? Todos sabemos la respuesta.
Jaime Piquero Martín.
- Abbasi K Smith R No more free lunches BMJ 2003;326:1155–6
- Wager E. How to dance with porcupines: rules and guidelines on doctors’ relations with drug companies BMJ 2003;326:1196–8.
- Moynihan R Who pays for the pizza? Redefining the relationships between doctors and drug companies. 1 BMJ 2003; 326: 1189–92
- Moynihan R Who pays for the pizza? Redefining the relationships between doctors and drug companies. 2 Disentanglement BMJ 2003; 326:1193–6
- Kerdel Vegas F. El escritor fantasma en medicina
- Spencer Johnson Who Moved My Cheese? G. P. Putnam’s Sons 1998
Aquí en los Estados Unidos el péndulo está del lado de no continuar con el sistema corrupto de prebendas y regalitos
Es muy cierto que los laboratorios colaboran y en muchos casos es necesaria esta colaboración
Pero esa colaboración tiene que ser democrática y no sólo dirigida a un grupo que recibe las prebendas.
Colaborar con congresos eventos científicos etc excelente; pagar pasajes cenas y otras prebendas a un grupo selecto, no me parece.
Aquí en USA esta online lo que cada médico recibe como honorarios etc de parte de las compañías farmacéuticas y los pacientes pueden ver si hay o no intereses de por medio.
Los viejos tiempos no de matrimonio si no de concubinato se acabaron por lo menos por estos lares.
Eduardo Weiss MD
Bravo Dr Piquero. Recordarnos que debemos actuar bajo esos principios eticos que nos inculcaron nuestros padres, nunca esta de mas. Lamentablemente la practica de la «prostitucion» medica es un hecho insoslayable, pero quiero creer que esos casos son los menos. Gracias, de nuevo, por este editorial
Se envia sin acentos
Lei con detenimiento su editorial asi como tambien la de Abassi y Smith, del BMJ, No More Free Lunches, en la cual comentan lo acotado por el Dr. Eduardo Weiss, sobre la relacion futura entre las companias farmaceuticas y los medicos en los Estados Unidos. En Venezuela existia una estrecha relacion entre ambas partes, pero esta ha disminuido marcadamente en los ultimos anios, por causas posiblemente relacionadas con la economia del pais.sin embargo, pienso que seria sano adoptar politicas con respecto a «los mimos» que algunos medicos reciben de las companias y que les costean viajes y congresos. Ya en el norte se dieron cuenta de que de alguna manera hay que establecer limites y parametros que regulen la relacion entre medicos y companias farmaceuticas y deberiamos seguir ese ejemplo.
Me parece que lo muy bueno es poner estos temas para el diálogo, para el análisis, no esconderlos, sino afrontarlos y de allí se irá uno sosteniendo en sus valores o alentando a otros a buscar ese equilibrio necesario.
El reflexivo editorial escrito por Jame Piquero Martín es completo, pues explica ampliamente la situación y da una expuesta; todos conocemos ampliamente el “show” lo creamos, participamos y demandamos del mismo algunos beneficios, la industria farmacéutica hace lo mismo, la palabra clave es el equilibrio basado en una ética traída desde nuestra crianza familiar, aprendida en nuestras universidades y desarrollada en nuestra corta o larga vida profesional.
Es muy importante diferenciar la “tentación” y el “pecado”, la tentación no es pecado. La tentación es anterior al pecado. El pecado es el consentimiento de la tentación. Así que no es lo mismo ser tentado que pecar. Todo pecado va antecedido de una tentación, pero no toda tentación termina en pecado.
La convivencia entre dos de las tres patas de la mesa (industria farmacéutica, médico y paciente) para que pueda existir y lograr los beneficios finales de la misma es vital. La sabiduría, entendimiento y tolerancia, sin vulnerar nuestros principios éticos son fundamentales para lograr nuestros objetivos en beneficio principalmente del paciente.
Rolando Hernández Pérez
Venezuela
Muy buen editorial!
Creo una vez mas , que debemos recordar siempre nuestra esencia , la razón para la cual nos formamos!
Tener siempre en mente que primero es no hacer daño! y por encima de nuestros intereses o los de la industria farmacéutica esta el bien de nuestros pacientes!!!
Y si bien la industria farmacéutica es de gran ayuda , nuestra ética y nuestros valores no tienen precio!!!
Gracias una vez mas al maestro Piquero por la oportunidad de este intercambio
Saludos
Interesante editorial que de una u otra manera nos toca a los médicos. A mi modo de ver (los médicos) no debemos alarmarnos por este tema, por una sencilla razón: quien tiene finalmente el «poder»de decisión en una formulación es el medico. y de su buen juicio y conocimiento dependerá que su acto sea ético o no. teniendo en cuenta que la ética busca la felicidad mía, la del otro y la del medio ambiente. de tal manera que el foco del trabajo debe estar en una formación medica fundamentada en los principios éticos universales y no en formular normas, políticas y leyes que a la postre vienen menguando la liberalidad de la profesión medica. el acto medico esta dejando de ser solo medico, al parecer todos quieren meter la mano en nuestra profesión. eso es etico? por lo menos a mi no me hace feliz.
Cordial saludo
Bueno, la pregunta no sería solo si hay almuerzo, también seria para quien o quienes son los almuerzos, como dice el Dr en su interesante editorial, no nos engañemos, las casas médicas son un pilar importante en todo este proceso, pero poseen el poder económico y con ello la decisión de favorecer o ignorar a un especialista.
Los eventos científicos son de asistencia casi obligatoria por aquello de las actualizaciones que son tan necesarias para nuestro ejercicio diario, pero, y en esto hablo de manera muy personal, desde hace mas de una década asisto a los congresos de dermatología, y en mi plan està conseguir donde almorzar, esté o no patrocinado el almuerzo, ya que no estoy dispuesta a discutir con los organizadores de las comidas para que me asignen un puesto , nosotros somos especialistas, no hemos llegado a este nivel por casualidad, y merecemos respeto, en eso no hay discusión. Yo no solicito ayuda para asistir a los congresos, no ruego para que me lleven a otro país y no discuto para que me den comida, no señor, es más, debería ser parte de la organización de un congreso solucionar este tipo de inconvenientes para con nosotros los colegas que asistimos al evento, me ofrezco para aportar ideas.
Magaly Araujo
Hola Doctor Piquero Martin: soy dermatòlogo de la Ciudad de Buenos Aires y lo felicito por alzar la voz en la búsqueda de ética. Creo que lo primero es que no debemos olvidarnos del mas importante de este almuerzo, que es nuestro paciente. Es el interes del paciente al que no debemos dejar en segundo plano, desde ya nosotros los médicos, y tambien la industria farmacéutica. Nuestra misión es la de curar, bajo un marco de transparencia, que lamentablemente no es una regla en el mundo convulsionado en el que nos toca desarrollar nuestra tarea profesional, Dr Jorge Tiscornia