En la literatura científica moderna, el inseparable estrés es conocido como una probable causa de muchas enfermedades, a la vez, como factor desencadenante —evidente— de innumerables patologías dermatológicas. La investigación de los neurofisiólogos actuales ha aclarado esta duda y hoy sabemos que realmente esta condición es la causa de muchas enfermedades cutáneas.
¿Pero sabemos realmente qué es el estrés? Recientemente en mi clínica privada hicimos una encuesta con nuestros pacientes y realizamos dos preguntas. 1) ¿Sabe usted lo que es el estrés?
De 1.500 pacientes, casi el 92% respondió que era un estado anímico causado por el exceso de trabajo, la falta de tiempo y la inseguridad y, cuando preguntamos 2) ¿Cómo se manifiesta el estrés? el 65% de los pacientes se refirió a síntomas asociados con la cefalea, el nerviosismo, con el miedo, angustia y la anorexia, y otro (35%) se refirió al comer desmedidamente, como también al padecimiento de insomnio y pérdida de peso.
Como podemos ver, las nociones emitidas por nuestros pacientes son muy genéricas, primarias y en ocasiones tergiversadas; y realmente la significación actual del estrés, no es así.
El estrés es una respuesta normal de nuestro organismo—relevante en nuestra vida—, generalmente desencadenado por un estímulo estresor que induce a una reacción en el cerebro y, consecuencialmente, a la activación reactiva de algunos sistemas como el inmunológico, el endocrino y nervioso; pero, no olvidemos que sin este mecanismo los humanos no hubiéramos sobrevivido.
El estrés psicológico desencadena circuitos internos de comunicación, tanto vía sistema nervioso central (SNC) como en la misma piel, con la liberación de mediadores químicos del estrés. Uno de los principales circuitos estimulados por el estrés es el eje hipotálamo-hipófisis -suprarreanal (HHS) que lleva a la liberación de hormonas tipo CRH, ACTH y la prolactina .
Por otra parte, activa la liberación de la sustancia P y de péctidos relacionados con el gen de la calcitonina (CGRP) en la médula dorsal, capaz de suprimir la presentación de antígenos por las células de Langerhans, alterando la respuesta inmunológica cutánea.
La piel y sus anexos no solamente son sometidos a la influencia del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHS), sino que además, pueden generar los mismos mediadores usados en la respuesta sistémica al estrés. Representa, por tanto, un equivalente periférico del eje HHS, capaz de sintetizar localmente CRH, ACTH, glucocorticoides y cortisol in situ y, con mecanismos locales de autorregulación; además de la liberación de citocinas inflamatorias y aumento de las fibras mediadoras de la sustancia P.
La respuesta al estrés fue considerada por muchos años un mecanismo adaptativo de sobrevivencia del tipo “lucha o fuga” que permite al individuo reaccionar contra estímulos estresores. Obviamente, los agentes estresores cambiaron con el paso de los años, y de esa forma la connotación actual de estrés también se modificó; en tal sentido suele implicársele como un mecanismo desencadenante de diversas enfermedades inflamatorias, autoinmunes, alérgicas y neoplasias malignas.
De allí resulta aconsejable que una vez que estemos viviendo un evento estresante, llámese también adversidad, lo más recomendable será aprender a manejarlo, de lo contrario pudiera transformarse, por ejemplo, en el causante de una depresión crónica detonante o responsable de una enfermedad cutánea, como es el caso, conocido por todos, de los pruritos, neurodermatitis, psoriasis, vitíligos, acné, liquen plano eruptivo, vulvodinias, estomatitis aftosa recurrente y alopecias, entre otras patologías.
Lo que sucedía en el cerebro del hombre de las cavernas al enfrentarse a un mamut de largos, afilados y retorcidos colmillos dispuesto a hacer de nuestro lejano pariente el primer plato del día; o cuando estamos frente al volante de nuestro vehículo en un tráfico congestionado y nos ponemos tenso, en ambos casos somos presa de acontecimientos estresantes. Tanto aquel organismo pionero de la especie humana como el actual, milenario y evolucionado experimentará fenómenos bioquímicos similares.
El cerebro es el detector permanente de amenazas o de situaciones amenazantes —que supone son peligrosas—, en estas circunstancias el cerebro ordena la liberación de la hormona del estrés para aportar la energía necesaria o activar la reserva funcional ante esta situación de emergencia.
Ante los mismos motivos algunos individuos se estresan más que otros y más aún, las personas no necesariamente se estresan con los mismos estímulos.
Hoy día, después de treinta años de investigación científica, se sabe que son cuatro las causas del estrés:
- Lo que nos causa novedad —lo que es nuevo para nosotros—.
- La impredecibilidad —que no se puede predecir, lo que no está programado—.
- Lo que causa una sensación descontrolada, lo que se nos va de nuestras manos.
- Y toda amenaza a nuestro carácter.
Estas son, hoy día, los causantes más frecuentes del estrés.
Las crisis o conflictos sociales, principalmente aquellos imprevisibles, descontrolados, son, tal vez, los factores causantes más frecuentes e invasivos de estrés, especialmente en nuestro país donde, es casi imposible predecir lo que pueda pasar mañana. Nuestra sociedad mantiene su cuerpo en constante estado de alerta. Los médicos diariamente sentimos como nuestros pacientes empeoran o sus enfermedades se hacen recalcitrante, recidivante y crónicas; es por ese motivo que a esta generación de dermatólogos nos corresponde conocer con mayor propiedad las herramientas psicológicas y psiquiátricas, —hasta donde sea posible—, para alcanzar mayor eficacia en el tratamiento de pacientes afectados por los complejos procesos derivados del estrés.
Otra confusión frecuente es relacionar el estrés con la felicidad de la persona, es decir, ¿es infeliz la persona estresada? Creemos que esto es otro error, la felicidad no consiste en la falta de estrés, si te liberas del estrés estarías muerto; lo que tenemos que aprender es a controlar los mecanismos de resistencia al estrés, en otras palabras, balancear nuestra dimensión emocional, manejarla inteligentemente, claro está, con un mejor conocimiento y solicitando, si es necesario, la ayuda del profesional.
También conviene tener en cuenta que hay factores estresantes absolutos y relativos; cada día tenemos menos factores absolutos y persisten los factores relativos.
Insisto, una vez más, en la adecuada formación psicológica y psiquiátrica del médico dermatólogo, en el pertinente conocimiento de los psicofármacos, de la psicología y otros recursos clínicos que permitirían mayor eficacia en el tratamiento de esta situación, prácticamente, inherente al ser humano.
Al respecto, cabe señalar algunas de las disciplinas terapéutica de vieja y nueva data compatible con la clínica dermatológica. Por ejemplo, los valiosos recursos en psicodermatología expresados en la relación terapéutica médico paciente, el saber oír y escuchar, valorar los síntomas, dar poder al paciente, mediante el compromiso, desafío y control; evitar frases iatrogénicas: “su enfermedad no tiene cura”, “para eso no hay cura”; conducir el paciente a percepciones, llamar la atención del paciente para los efectos de la imaginación, estimular la fe, hacer diagnóstico y evitar pronóstico, tocar al paciente, técnica mente cuerpo: respiración diafragmática, relajación muscular, meditación, yoga, Tai chi chuan, Oigong. Psicoterapia: terapia cognitiva comportamental, terapia Gestalt, análisis transaccional, análisis bioenergético, psicodrama. Técnica de reprogramación: programación neurolingüística, Time Line Therapy, EMDR: Eye Movement, Desensitization and Reprocessing; estimulación bilateral del cerebro, EFT- Emotional Freedom Techenique e hipnosis clínica. La meditación consciente o “mindfulness”, una práctica heredada de la tradición budista, que consiste en centrar la atención plena y sin prejuicios en el momento presente está conquistando nuevos espacios y de gran utilidad en el manejo del estrés.
Muy buen articulo. Muy pertinente!
Muy buen arriculo. Muy pertinente!!
Buen articulo, util para la realidad en Venezuela, las cuatro causas mencionadas esta presente en nuestro dia a dia
Excelente editorial, apropiado en los actuales momentos de incertidumbre
Rolando, hermano, maravilloso manuscrito, debe ser leido por todos, felcitaciones.
Saludos cordiales
Antonio González Mata
Excelente articulo, estoy tratando en lo posible insistir a mis pacientes en tecnicas de relajacion al parecer tan necesarias para el manejo de ciertas dermatosis. Muy agradecida por sus experiencias compartidas
Rolando un artículo reflexivo, me encantó, acabo de terminar un diplomado de Coach Ontologico y la finalidad de haberlo hecho fue buscando técnicas que me hagan sentir mejor para poder transmitirlo, es importante empezar por nosotros mismos para poder ayudar a los que nos rodean, a los que nos consultan, escuchar, observar, y detectar la emocionalidad de los que tenemos al frente. Mindfulness es una técnica muy interesante que mediante la respiración te permite alcanzar objetivos planteados y se ha utilizado en múltiples patologia como por ejemplo obesidad, otra es Resiliencia que podemos aprender para enfrentar las dificultades, todo esto antes de medicar. Gracias de nuevo. Ismery Cabello
Excelente, muchas gracias. Para tener en cuenta con nuestros pacientes en el día a día.
Bibiana
Muy buen artículo claro y completo, felicitaciones.
Cuando nos afecta una enfermedad, en lo último que pensamos es en convertir esos momentos en felicidad – parecería absurdo – , ya que nuestra mente está programada para sufrir, sin embargo, con algunos ejercicios de meditación consciente –mindfulness- podemos – con entrenamiento – alcanzar esa actitud positiva que necesitamos para salir adelante con el problema o la enfermedad. Con la meditación consciente se despierta al/en el conocimiento para encontrar la salud, aún en una enfermedad grave.
Meditación consciente o mindfulness – significa despertar la atención a lo que está pasando en este momento, por eso el proceso de curación tiene que ver la forma en cómo la persona afronta la vida, vive las situaciones difíciles.
Cuatro simples ejercicios o prácticas para encontrar la felicidad:
1. Presta atención. La próxima vez que te encuentres con alguien, escucha con atención a sus palabras. Trate de desarrollar un hábito de comprender a los demás y retrasar tus propios juicios y críticas.
2. Observa los detalles. Busca objetos familiares e identifica algún detalle que no hayas notado antes. Esto te hará más consciente de tu mundo.
3. Concéntrate en tu respiración. Siéntate en un lugar tranquilo, con la espalda recta y relajada. Siente cómo el aire entra, se distribuye por tu cuerpo y sale. Visualiza cómo se expande y contrae tu abdomen en cada inhalación y exhalación.
4. Despierta tus sentidos. Toma una fruta y siéntate en un lugar tranquilo, con la espalda recta, pero relajada. Mira el alimento, huélelo, siéntelo; después, muérdelo y mastícalo lentamente. Analiza el impulso que te hace tragarlo, así como las emociones que se generan en ese momento.
Trata de practicar estos ejercicios de meditación consciente durante 15 a 20 minutos, cuatro u ocho veces al día, aunque con una vez es suficiente. Evita hacerlo mientras conduces algún vehículo.
Al final de éstos notarás un cambio en tu actitud y en tu estado de ánimo, es decir, te sentirás una persona positiva, plena y feliz.
Muchas gracias a Ismery Cabello y todos los colegas que se han interesado en este editorial.
Confieso que tengo seis (6) meses practicando esta meditación consciente en mi consultorio y ocho meses conmigo mismo y quiero trasmitirle mi satisfacción y éxito con mi vida y con las de mi paciente; el único problema con que me he enfrentado es el tiempo, necesitamos más tiempo en nuestra consulta, pero si funciona.
Gracias de nuevo.
Rolando Hernández Pérez
[email protected]
Barinas. Venezuela
Muy bueno el Editorial.
Hay muchos autores y CD disponibles con ejercicios de meditación dirigidos que ayudan al principiante.
Libros de autoayuda sobre el tema, también son otra opción.
El tiempo ,como comenta Rolando, es a veces el gran tirano.
Cordial saludo,
Amalia Panzarelli
Felicitaciones por excelente articulo, realmente el estrés es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades musculoesqueleticas, cardiovasculares, autoinmunes, dermatologicas y neoplásicas, la forma como cada persona interpreta y responde a las exigencias del medio determina la intensidad de la respuesta inmune, neuroendocrina y posteriormente el desarrollo de estas patologías. Gracias por las recomendaciones, las utilizare como herramienta personal para iniciar el día y como ayuda al paciente!!
Buenos días.
Alimentos que mejoran el estrés.
El GDA – El Comercio – Perú del 20/02/2015 saco un artículo en donde habla de algunas recomendaciones para mejorar o superar las situaciones de estrés negativo y entre varias de estas sugerencias esta la alimentación: 1) el chocolate, especialmente el negro, ayuda a bajar la hormona fundamental del estrés: el cortisol. 2) El salmón, comiéndolo diariamente por su riqueza en ácido Omega-3, previene la ansiedad, además reduce la ira y la irritabilidad. 3) La espinaca, rica en ácido fólico, lo que ayuda a equilibrar los niveles de homocisteína. 4) La manzana, rica en hidratos de carbono que ayudará a combatirlo y finalmente el 5) El té verde, la teanina del té verde te ayuda a calmarte:
Esto es un artículo probablemente publicitario, pero conversé con una nutricionistade mi clínica al respecto y está de acuerdo con estos alimentos y sus indicaciones, de ahí una «dica» más para el manejo de esta situación.
Abrazos y feliz día
Rolando Hernández Pérez
Muchas gracias a todos los amigos que han comentado, hasta ahora, este editorial.
Rolando Hernández Pérez