Beyond Van Gogh. Foto: Rodrigo Gaya Villar.
En anteriores artículos he insistido en la imperativa necesidad de complementar la formación del dermatólogo en el ámbito de la Psicología y la Psiquiatría.
Vale recordar que en algunas universidades norteamericanas, europeas y asiáticas, el dermatólogo recibe formación sobre problemas de la conducta y de las enfermedades mentales.
La correspondencia entre la piel y la mente, o entre la mente y la piel ha venido siendo formalmente investigada y constatada en los últimos años, por esta razón, la incorporación de estas ciencias en los postgrados dermatológicos venezolanos, debería ser un objetivo fundamental.
No en vano ese imperecedero postulado de los comienzos de la medicina racional: Mente sana en cuerpo sano, motiva también el intercambio de estos términos, generando un vínculo dialéctico cuyo significado sigue teniendo el mismo valor semántico: cuerpo sano en mente sana.
En efecto, después de muchos siglos de haber sido postulado este principio de la medicina, al menos yo no conozco hasta ahora, ninguna tesis científica que niegue la validez de este enunciado.
Al respecto, la Neurobiología comprueba el estrecho vínculo entre cuerpo y mente. Gracias a esta disciplina se ha gestado un cambio en la formación del nuevo médico y con ello del dermatólogo. El cambio en cuestión podríamos definirlo como el paso de una visión científica lineal dual, a una concepción integrativa.
En atención a lo anterior, cito algunos ejemplos que constatan la simultánea imbricación de la piel y la mente en una gran cantidad de patologías: sesenta por ciento del paciente psoriático es depresivo; más del cuarenta y cinco por ciento del grupo joven con alopecia areata ha sido objeto de maltrato; y más del cincuenta por ciento del paciente con síndrome dismórfico corporal tiene trastorno obsesivo compulsivo.
Ahora bien, ¿los psoriásicos desarrollaron el cuadro depresivo, a causa de la psoriasis?, ¿o, por el contrario, a causa de una depresión crónica desarrollaron la psoriasis?
Justamente, este era el dilema que se nos presentaba a todos los médicos en el pasado. Con la concepción integrativa de la medicina, que constata la estrecha y simultanea relación entre la mente y el cuerpo y viceversa, podemos entender la unidad entre estas dos entidades.
Para cerrar estas notas, bien valdría evocar en forma de diálogo lo que ocurriría –o a veces puede ocurrir– en el consultorio de un dermatólogo, ajeno al conocimiento psicológico y de psiquiatría.
Dermatólogo: –¡cuénteme…!
Paciente: –Doctor, tengo desde hace un año una picazón con ardor o quemazón; nada me causa alivio. Fíjese doctor, en este momento no aguanto las ganas de rascarme la cabeza.
Medico: –Puede seguir hablando, amigo.
Paciente:– Es como si tuviera unos animalitos; a veces siento que la picazón caminara. Traje una lupa para que usted me vea las partes que más me pican. Yo estoy casi seguro que deben ser insectos; o como dice mi hermano, a lo mejor son parásitos.
Mi esposa me ha visto con la lupa y no ve nada; ella dice que son manías mías. Un amigo me recomendó que me echara vinagre mezclado con cloro y alcohol, lo hice y se me alivió por algunos días, pero ahora es más fuerte la piquiña y la tengo en los testículos, las nalgas y la cabeza.
¡Yo no sé qué hacer ahora doctor! ; aquí entre nos, y no lo tome a mal, pero a veces pienso que fue un trabajo que me montaron… Usted sabe que en esta vida hay mucha gente mal intencionada… y como me ven que yo produzco, que tengo familia y vivimos más o menos bien, eso puede crear envidia. Me han dicho que los baños de sales y ramas son buenos, pero…
Una vez que el médico tratante –ajeno a los enfoques de la psicología y psiquiatría– ha escuchado y examinado este paciente, y ha evaluado los estudios, pruebas y análisis de sangre y, al no detectar ninguna patología de la piel, concluirá que ese paciente podría estar padeciendo de desajustes conductuales y lo remitirá de una vez al psicólogo.
Para este paciente es una inconsecuencia y a veces hasta ofensivo tener que consultar con un psicólogo o un psiquiatra para saber si aquel escozor que lo mantiene lacerado es un hecho verdadero o “vainas de su mente” como así se le ocurrió decir a su esposa.
Muy probablemente este paciente no irá a consulta con el psicólogo ni con el psiquiatra, mucho menos volverá con el dermatólogo. Un manejo inadecuado de estos casos terminan llevando al paciente a una clínica veterinaria o al altar de un espiritista.
Caso contario ocurrirá cuando el dermatólogo maneja un instrumental psicológico y psiquiátrico que le permite en esta caso identificar que, está en presencia de una psicodermatosis primariamente psiquiátrica o mental con repercusión en la piel, es decir una Delusión parasitaria.
De lo dicho se concluye que el conocimiento integral de estas patologías le corresponde al médico dermatólogo, siempre y cuando tenga las habilidades y los enfoques pertinentes. En estos casos manejará en forma sistémica e integrativa a estos pacientes.
Una vez que el paciente haya mejorado, tendrá éste más confianza en su médico; entonces podrá el profesional remitirlo a otro especialista para complementar la sanación.
Rolando Hernández Pérez
Excelente análisis
Excelente exposición, muy precisa, yo pienso que es muy importante que el médico dermatólogo tenga amplios conocimientos de la siquiatría.
Me encanta, esta parte de la Dermatologia y la ejerzo todos los días en mi consulta y es difícil precisar ¿que cura más? la consulta psiquiátrica o la dermatológica, pero el cambio en los pacientes y la adhesión al tratamiento es increíble, Felicitaciones por esta excelente disertación, donde se ubica lo primero que nos enseñaron en nuestras aulas al comenzar a estudiar medicina. La Salud es el completo estado de bienestar bio-psico-social, donde entendemos al hombre en su contexto y la enfermedad como parte de este ciclo.
La palabra «Delusion» no existe en español, es anglosajona.
En español la traducción es engaño, ilusión, creencia, espejismo, delirio.
A usar el castellano, el mas bello y variado idioma en el mundo mundial.
Delirio Parasitario creo que sería buena opción.
Saludos Doc, excelente artículo, comparto totalmente con usted el de ir más allá del modeló biomédico con su dualismo cartesiano y ver la salud sin división, sin esa fragmentación salud – salud mental.
Y a pesar que hoy en día existen sólidas evidencias de la integridad y su relación, gran parte de las disciplinas de la ciencias de salud se sustentan del dualismo.
Creo que Engel aportó mucho con su enfoque biopsicosocial desde la teoría de los sistemas, qué busca una cosmovisión integral, lamentablemente no logró delimitar sus fundamentos, pero si ha ayudado a la construcción de diferentes modelos, desde un pluralismo ontológico, con una epistemología contextual.
Qué a veces se suele creer que se deja a un lado la cientifidad del materialismo y mecanismo de la epistemología del modelo biomédico por la dificultad de observar y medir los fenómenos psicológicos y sociales.
Esté tema de los modelos de atención, es algo que me apasiona, de hecho mi investigación de tesis doctoral en la que trabajo actualmente es «Modelo teórico de tratamiento psicológico».
Caro Prof Hernandez,
Muito obrigado pela sua argumentação que sustenta a necessidade conceptual e prática de um conhecimento adequado de psicodermatologia pelos dermatologistas. Gostaria apenas de acrescentar 2 razões adicionais para reforçar as suas palavras:
1. Quantos destes doentes não nos surgem já nas consultas «super-poli-medicados» com anti-histamínicos, anti-depressivos {clássicos e atípicos}, ansiolíticos, indutores do sono, etc ? Por esta razão, um conhecimento sobre o seu manejo é essencial para os dermatologistas, de molde a evitar evoluções ou desvios psiquiátricos graves!
2. Quantas vezes os próprios profissionais de saúde mental, psicólogos ou psiquiatras – independentemente da sua orientação – não valorizam o sofrimento destes doentes, de facto subestimando o «vulgar sofrimento das doenças da pele»? Por esta razão, é também importante ter um canal aberto de referenciação para profissional de saúde mental que entenda o problema , esteja disposto a colaborar com os dermatologistas e a empatizar com estes doentes…
Saludos,
Totalmente de acuerdo con este magnífico artículo publicado por mi amigo, excelente dermatólogo, y aún mejor psicodermatólogo. Prueba de ello es que comparte conmigo la dirección del capitulo de Psicodermatología del CILAD, su ayuda en esta área de la Dermatología es insustituible.
Me permito dar unas pequeñas pinceladas recogidas de mi experiencia. Así pues, de todos es conocido que, en el ser humano, es imposible separar la enfermedad física de la enfermedad mental. Por una parte, la fisiopatología de cualquier proceso contiene la esfera psicológica dentro de sus múltiples elementos. Incluso en la patología infecciosa, en la afección en que la etiología es más concreta e identificable, el estatus mental influye en la respuesta del organismo a la infección y al tratamiento. En segundo lugar, las enfermedades, especialmente las de curso crónico, repercuten sobre la esfera mental que, muy frecuentemente, se imbrica en la presentación y la evolución del proceso patológico. Además, hay trastornos psiquiátricos primarios que se manifiestan directamente como signos y síntomas físicos.
Invitamos a todos los compañeros que se quieran unir a nosotros para seguir investigando para poder dar voz a todos los psicodermatólogos de Ibero-Latinoamérica.
Muchas gracias por tus magnificas enseñanzas querido y admirado profesor Rolando Hernández-Pérez
Felicitaciones por su publicación. Creo que el paciente dermatologico es un todo y por ello se debe tratar como tal. Es necesario la formación del psico dermatólogo para evaluar al paciente en forma integral