Entre las diferentes y preocupantes tragedias que genera la migración venezolana, quisiéramos detenernos –en primer lugar– en el duelo del abuelo por la ausencia de sus hijos; y en la orfandad del nieto, cuando reclama la presencia de sus padres. Esta escena aumenta su dramatismo, cada vez que la abuela, creyendo consolar a su nieto, le miente: “…ya pronto vendrán”.
Este caso que acabamos de referir se reproduce, en nuestro país, en decenas de miles de casos, desde hace siete u ocho años.
Se trata, hasta el presente, de un duelo de carácter complejo, sin solución de continuidad y con visos de prolongarse indefinidamente si la actual crisis país persiste.
Como ha de suponerse, no son estos dos miembros de un mismo hogar los que padecen esta separación. Por lo menos dos más, podrían estar severamente afectados: el padre y la madre, y eventualmente algún hermano.
Tengo entendido que entre las causas que han generado la migración venezolana estarían la económica con sus variantes conexas, y la condición política del migrante, en cuyo caso estaríamos hablando de refugiados venezolanos que padecieron persecución, cárcel, maltratos psicológicos y en algunos casos torturas física.
Esta elemental mirada a este aspecto de la migración incluye también episodios postraumáticos susceptibles de ser padecido por el migrante en su lugar de destino. Tal realidad, nos da a entender que, para aquel venezolano que emprende proyectos en otras tierras, sus metas se tornarán más difíciles de lo que son.
Y así, tropezando de episodios en episodios, cargando limitaciones y estigmas, va precariamente cubriendo su manutención y la de su familia allá en su patria.
No está demás recordar, que este vía crucis se viene repitiendo a lo largo de varios años en un número lamentablemente en ascenso.
Una nueva generación con altísimas probabilidades de trastornos y de enfermedades mentales, que ponen en riesgo –en un mediano plazo– el potencial humano del país, podría ser el futuro de esta traumática realidad. Las deficiencias nutricionales, las irregularidades en el cumplimiento de las inmunizaciones, la ausencia de una adecuada instrucción académica, presagian el quiebre de una generación.
A propósito de lo anterior, de nuevo nos atrevemos advertir que, en cada migrante venezolano podría reproducirse en su mente el episodio critico que lo obligó a salir; desarrollando un shock postraumático “…desencadenado por una situación aterradora, ya sea que la haya experimentado o presenciado”. 1
Otro síntoma frecuente en todo migrante es el desarraigo cuya causa no es otra como no sea la descontextualización; circunstancia desde la cual está iniciando su nueva vida; por otro lado este desarraigo también se vive en la casi total desconexión con sus raíces, agravadas aún más cuando se enfrenta a un nuevo idioma y a otra cultura.
En estos casos podría sobrevenir una neurosis y sus diferentes manifestaciones conductuales.
Dado que es mayoritariamente la clase pobre la que migra, a pie o en medios inseguros de transporte, aumenta la probabilidad de contraer enfermedades transmisibles, sufrir accidentes, y ser objetos de violaciones de sus derechos, podríamos entonces suponer que esta población migrante constituye un grupo altamente vulnerable.
…! y cómo responde la piel!
Hoy en día el estrés psicológico producido, en este caso, por la migración forzada, es, entre otros, el responsable de desencadenar respuestas fisiológicas periféricas.
Aunque la reacción del estrés es expresión de las funciones adaptativas del organismo, puede en determinadas circunstancias causar o favorecer por sí mismo la instauración de un proceso patológico.
La activación del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, así como la activación del sistema nervioso simpático, producen –en situaciones de estrés–, respuestas fisiológicas indeseables que pueden ocasionar enfermedades de la piel.
En síntesis, la experiencia migratoria forzada en individuos con carencias orgánicas y psicosociales, acarrea en ellos altas posibilidades de perder la salud física y mental. Insistimos, entre los factores de riesgo más determinantes suelen mencionarse la alimentación deficiente, la menguada higiene personal, la automedicación, todos ellos, subsumidos en el estrés migratorio del cual ya hemos referido algunos de sus aspectos relevantes.
La complejidad de este fenómeno nos pone frente a un problema de tal magnitud que se hace indispensable la intervención solidaria de los gobiernos y de las entidades humanitarias internacionales.
Dr. Rolando Hernández Pérez
Médico Dermatólogo
1 https://www.mayoclinic.org>syc-…
Excelente y muy acertado editorial Dr. Hernández. Felicitaciones.
Muy cierto Dr. Hernandez, la vida del migrante es dura, estresante, y por supuesto puede provocar desarreglos mentales que se reflejan en la piel de alguna forma.
Exelente su editorial.
Querido Rolando
Excelente visión de este drama en el que los pueblos somos solidarios y solo algunos gobiernos, a su manera, responden. Se necesita la union de las entidades internacionales para hacer acabar du origen que todos conocemos y la intervención internacional de estamentos como la Cruz Roja y Médicos sin fronteras. Muy buena visión querido Rolando
Un grito a la libertad, excelente artículo
Gracias Rolando por tocar un tema tan complejo que afecta al mundo actual y en especial a nuestra region. Como infividuos, familia y sociedad nos hemos «quebrado» y solo, por que unos pocos, camuflados en una idiologia utopica sacian sus ansias de poder y dinero, mientras que el grueso de la poblacion migra o se enconcha en su propio yo, desencadenado consigo una liberación de neutrasmisores que afectan no solo nuestra salud mental sino también física.
Es toda una realidad Dr. Rolando el contexto de su narrativa que afirman el sufrimiento que padecen los migrantes en busca de la libertad socio económica arrebatada, en buscar esa paz y felicidad familiar perdida, aún lejos de ellos y ser obligados a deambular kilómetros tras kilómetros de fronteras, convertidos en migrantes forzados con sus morrales llenos de esperanza, pero que a lo largo de su caminar lo van vaciando y llenando de sufrimiento hasta llegar a su destino final, donde quizás logren lo que al fin, quieren alcanzar.
Querido Dr. Hernández gracias por abordar esta problemática que nos atraviesa a todos los venezolanos, los que están dentro de Venezuela y los que estamos fuera de ella, además considero que en la medida que profundicemos sobre como se encuentra la salud mental y física y los posibles abordajes médicos, sociales, culturales, etc. estaremos contribuyendo a la idea de futuro que queremos.
Muchas gracias por sus amables comentarios. Con este Editorial quiero plasmar lo que todos sabemos, la «estampida» de talentos venezolanos y de fuerza laboral que tardaremos mucho tiempo para recuperarlos.
Además el sacrilegio de desunir a las familias y estimular la aparicion de psicopatologias que afectan el normal desarrollo y nos hacen debiles de cuerpo y mente.
Una excelente mirada hacia una de las consecuencias de la situación que lleva creciendo en el país desde hace muchos años que nadie debe pasarla por alto y mantener los pies en la tierra para salir adelante como personas y como país.