
En una entrevista realizada en un programa de la televisión española, el escritor Arturo Pérez-Reverte refiriéndose a las barbaridades que él veía en la sociedad actual, conto: “un granjero le disparo a un ladrón que había invadido su casa, en el juicio posterior, el juez lo sentencio a 6 años, según el veredicto no había defendido su vida sino a su hogar”. El entrevistado dijo “Entonces, tenía que haber huido de su casa para defender su vida, menos mal que a mi queda poco en el autobús, pues yo me bajo en la próxima”.
Sin tomar partido legal sobre los alcances de la justicia en este caso. Trato de hacer una analogía con los escandalosos casos que se ven últimamente de médicos haciéndose promoción en medios de comunicación u ofreciendo procedimientos y productos como si fueran mercachifles de la salud.
La gota que rebasó el vaso es el de una rifa de servicios obstétricos promocionada hace unas semanas y que pone en evidencia la bajeza antiética que pueden llegar algunos de nuestros colegas de la salud.
Las redes sociales se han llenado de mensajes donde se ofrecen productos comerciales y procedimientos de dudoso basamento efectivo, rompiendo totalmente con los cimientos que sostienen la medicina como vocación de servicio.
El acto médico es algo que no se puede banalizar, no es una mercancía al mejor postor, es la vida humana, la cual no se puede vender como si fuera una baratija. Los médicos juramos ser custodios de la salud, tenemos el compromiso irrevocable de velar la vida y no utilizarla como moneda de cambio.
Por ejemplo, el código de ejercicio medico en Europa dice “la publicidad informativa es objetiva, prudente y veraz, no debe levantar falsas esperanzas ni propagar conceptos infundados, nunca puede ser subliminal porque es contraria a la deontología médica”. En Venezuela la Academia Nacional de Medicina “prohíbe la publicidad que convierta el acto médico en un espectáculo comercial, sea engañosa, desleal, subliminal o atente contra la dignidad. La Academia apoya la publicidad educativa y de prevención responsable, pero desaconseja la publicidad de precios y la promoción de médicos basada en popularidad en redes sociales, instando a los pacientes a priorizar experiencia y formación ética sobre la superficialidad”
En la misma línea de las promociones antiéticas de estos médicos se encuentran algunos laboratorios y casas de representación que hacen publicidad engañosa en sus publicidades.
Quien escribe este editorial, hace 27 años publicó el siguiente que hoy corroboro (mayo de 1997 Diario El Universal de Venezuela)
Desde hace un tiempo los medios de comunicación han sido invadidos por productos o procedimientos avalados por médicos y otros profesionales que solo tienen ansia de dinero. El estado se ha desentendido ante la publicidad engañosa.
El colmo de ella la está ejerciendo una compañía transnacional en los medios televisivos además de otras publicidades en las cuales se juega con las palabras y frases para transmitir un mensaje no real. Especialmente están enviando un mensaje a través de un conocido jabón y encima avalado por la Sociedad Venezolana de Pediatría con el que afirman que “pruebas clínicas han comprobado que reducen los gérmenes que inducen el acné”.
Quiero expresar con responsabilidad mi indignación sobre esta publicidad ya que considero que explícitamente están enviando un mensaje no ajustado a la realidad.
Sin extenderme en complejas explicaciones científicas sobre mi aseveración afirmo que el lavado de la cara con éste o cualquier otro jabón como única terapia, no previene el acné, por lo que ni siquiera aceptándola como una verdad incompleta puede ser publicitado este mensaje engañoso. Ni la famosa compañía transnacional, ni mis colegas de la Sociedad Venezolana de pediatría, ni los organismos competentes del Ministerio de Sanidad, ni de protección al consumidor, pueden permitir la divulgación de una publicidad que no esté ajustada a la realidad.
PIEL-L Latinoamericana Publicacion periodica en dermatologia | Fundada en 1998
Excelente editorial. Ojalá se tomen medidas tanto para la publicidad engañosa como con la falta de ética en medicina
Ojalá y así fuera. Pero cuando el dinero manda y la ética falta, lo único que nos queda es no ceder y difundir lo más que se pueda con la verdad y el profesionalismo.
Asi es David Eduardo, debemos cumplir el juramento