Definitivamente la prevalencia de las enfermedades psicosomáticas es mayor en pacientes dermatológicos que en individuos con otras patologías, e incluso que en la población general. En este sentido, la relación entre el médico y el paciente es asunto de suma importancia en la práctica clínica, especialmente en la dermatología, donde los síntomas cutáneos estan frecuentemente asociados a problemas psíquicos, tal vez, por ser la piel el órgano más extenso y por estar literalmente expuesto frente a nuestros sentidos, la vemos y la tocamos con nuestros propios ojos y con nuestras propias manos.